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4.574.700 + 1

21 Nov

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) en una Encuesta de Población Activa (EPA) realizada para el tercer trimestre de este 2010 la tasa de desempleo en España ya alcanza el 19,79% con 4.574.700 parados y como no todo el monte es orégano, ahora me ha tocado a mí unirme a los ya millones de desempleados.

Un par de días después de que se me terminase el contrato con la aerolínea me apersoné en la oficina del INEM (Instituto Nacional de Empleo) más cercana a informarme sobre la solicitud de la prestación de desempleo dadas mis circunstancias. Justo ese mismo día me dieron de alta los ingleses pero como sólo estoy a 16 horas/semana tenía entendido que me correspondía paro por el restante proporcional a 40 horas/semana.

Al salir de casa supe que me encontraría a La Sangre allí, llegué a la oficina de desempleo y los vi en la cola aunque no sucumbí a ningún acto típico de viveza criolla. Me fui hasta el final de la fila y esperé que llegara mi turno. Después de 20 minutos llegué al mostrador, expuse mi caso, me dieron un número y pasé a la sala de espera.

Allí me crucé con La Sangre otra vez. Él había salido a tomar algo de comer mientras ella aprovechaba de cruzar alguna palabra conmigo a la espera de su turno. Supe que el día anterior él había perdido su cita y tras inventar una excusa para argumentar el incidente, los funcionarios le dijeron que tenía que llevar un justificante y cual vivo descubierto en debut social del libro de Toto dibujó una sonrisa de quinto finalista y dándose por vencido y resignado al fracaso, dio media vuelta y se puso en marcha.

Ella le pidió volver insistiendo en que después de todo no tenía sentido que perdiese el paro por perder la cita. Hicieron la cola de nuevo y allí fue donde yo los encontré, entonces ya un día después.

Volviendo al cruce de palabras, al escuchar la historia y justo tras la parte en que me contó que se inventó una excusa a ver si colaba, no pude evitar decir “como siempre.” Esta impertinencia desató su furia y entonces me dijo que él estaba a punto de explotar, que estaba muy presionado y que no se le podía pedir más. Me comenzó a hervir la sangre así que para evitar mayor altercado sólo le respondí “no quiero hablar de eso” a lo que ella contestó: “¡Qué falta de consideración! Entonces no toques el tema

Es que encima uno es el desconsiderado, como si uno no tuviese problemas o llevase la procesión por dentro. Pero en mi atrofiado cerebro no cabe la idea de que una persona que veo a diario que se pasa el día entero frente al ordenador jugando, que no busca trabajo y que no colabora en casa pueda estar a punto de explotar y pueda estar tan presionado.

En ese proceso entre discutir con La Sangre, revisar el móvil y matar el tiempo hasta que me llamaran, pasó hora y media. Finalmente apareció mi número en la pantalla y salí de aquella sala. Pasé a una de las 36 mesas en las que los funcionarios del gobierno atienden a los millones de parados que inundan las oficinas de desempleo del país y entonces saboreé más de cerca lo que es estar medio desempleada.

Sobre la mesa había un cartelito con la identificación de mi interlocutor así que estratégicamente saqué boli y agenda, y apunté el nombre en cuestión porque he oído muchas historias de gente que habla con funcionarios que les informan mal y luego uno no tiene cómo defenderse o cómo identificar al sujeto.

La señorita fue amable y me atendió bien aunque no deja de sorprenderme la poca información que en general facilitan los funcionarios. Ponen pega para todo: que si no te pueden poner un nivel de estudio superior porque no tienes el título homologado, que si insistes en que eres licenciado aunque no hayas hecho la equivalencia entonces te dicen que tienes que tener experiencia demostrable, que si les dices que ahora mismo eres el director de una oficina te dicen que lo sienten pero que como no estás dado de alta no les consta y a fin de cuentas uno se queda como el propio huevón porque te tratan como si eres una piltrafilla cuando seguramente tienes más estudios que todos los oficinistas de esa sala juntos.

Luego me dieron una cita para una semana después. En vez de solucionar todo ese peo de una vez me hicieron volver una segunda vez a solicitar la prestación de desempleo. Así que preparé mi expediente cual carpetita de CADIVI con todos los formularios rellenos, originales y copias de TODOS los malditos papeles de los empleos que he tenido desde que llegué a la madre patria hace ya casi 5 años: finiquitos, contratos, nóminas, hojas de liquidación y demás documentación laboral disponible para evitar dar oportunidad a que me aplicasen la habitual práctica de hacerlo a uno volver o echarle el trámite para atrás por falta de algún papel.

A mí me da la sensación de que hacen todas esas cosas y te informan mal adrede para que más de uno se quede sin paro. Es que con tantos desempleados creo que es indudable que el Gobierno no da para sostenernos a todos así que los funcionarios hacen de las suyas para que algún pendejo pague la novatada.

Firmé todos los papeles y me puse las pilas con el importe de prestación que me toca percibir. Pretendían pagarme sólo el 50% por alegar que yo estoy a 20 horas/semana cuando en realidad me corresponde el 60% porque estoy a 16 horas/semana. Ja! ¿Qué se pensaban, que me iban a joder? ¡Ahí está el contrato que lo dice bien clarito!

Ahora sí, que he tenido que pedir el paro por primera vez y que ahora puedo decir que estoy viviendo oficialmente en parte de mi curro con los ingleses pero también en parte del maldito gobierno. Sólo espero que el 2011 traiga consigo muchas más oportunidades laborales y que el 2010 se lleve con él esta coña crisis que no acaba.

 
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Posted by on November 21, 2010 in estamos mal pero vamos bien

 

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