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Cada uno que cargue su maleta

15 Nov

Una de las cosas que uno aprende cuando trabaja en un aeropuerto, es que cada uno tiene que cargar su propia maleta. Si cada empleado que factura a los miles de viajeros que transitan los aeropuertos diariamente tuviese que ayudarles a cargar sus maletas; entonces habría mucha gente con la espalda lesionada porque no hay que ser una lumbrera para sacar la cuenta del esfuerzo físico al que unos pocos tendrían que verse sometidos, si ese fuera el caso, día tras día.

Así pues, creo que cada persona debe también llevar su propia maleta en la vida. No sería justo que los que viajan más ligeros deban cargar con los excesos de aquellos que van más saturados, ni que quienes viajan llenos de mierda le echen su carga encima a los demás. Es una simple analogía que hoy utilizo para intentar expresar una idea sobre cómo los seres humanos crecemos llenándonos de expectativas e ideas sobre lo que es la vida y cómo debe ser vivida, sobre la felicidad y tantas cosas sobre las que en realidad no tenemos ni la más mínima idea.

En muchas culturas del mundo nos han criado para ver las relaciones con superficialidad y para creer que somos seres incompletos, tesoros esperando ser descubiertos y diamantes en bruto listos para ser lucidos en el dedo de alguien famoso. No nos enseñan que somos seres perfectos y que no necesitamos que vengan otros seres a completar nuestras vidas (que no es lo mismo que complementarlas), a llenar nuestros espacios vacíos y nuestras carencias (que no es lo mismo que aportar algo a nuestras vidas), a sacarnos de abajo, a salvar nuestras almas y a solucionar nuestros problemas dándonos toda la felicidad que siempre hemos anhelado.

No nos enseñan que la felicidad está dentro de nosotros mismos y que absolutamente todas las relaciones en este planeta son finitas. No nos enseñan que existen millones de hombres y mujeres compatibles con nuestras formas de ser y pensar sino que nos insisten en que debemos encontrar a una “media naranja” y que debemos amarlos más que a nosotros mismos para poder ser felices y comer perdices.

No nos enseñan a decirle a los demás cómo nos sentimos nosotros cuando ellos se comportan de una cierta manera, sino que nos enseñan a censurarlos por ser como son y hacer las cosas como las hacen a la vez que los acusamos y los hacemos responsables de cómo nos sentimos. No nos enseñan a aceptar y amar a las personas como son, sino que nos enseñan a etiquetarlas por lo que nosotros percibimos que son o queremos que sean.

 

Todo eso es una falacia y pensar que nuestra vida tiene sentido porque nuestra pareja existe y está a nuestro lado, es la raíz de todos nuestros problemas futuros, porque en el momento en que esa relación acabe de forma inevitable, lo siguiente que estamos destinados a vivir es una gran miseria y desilusión porque todo aquello que creímos que sería no fue; pero ¿por qué coño nos encanta llenarnos la cabeza de todos esos mojones y rompernos el corazón a nosotros mismos?

Si nos ocupáramos de saber que somos y sentirnos completos por nosotros mismos, seguramente nuestras relaciones personales con el resto del mundo serían mucho más sencillas y fluidas; pero en cambio le ponemos esa carga a los demás, esperamos que venga otro a hacernos felices y nos llenamos de expectativas absurdas y además nos arrechamos cuando el otro no es como nosotros queremos o esperamos q sea. Hacemos a los demás culpables de nuestros malestares y de nuestras desgracias cuando todo es obra de nosotros mismos.

¿Por qué carajo tengo yo que sentirme mal cuando otros me dicen “es que tú eres muy seria, agarrada, perfeccionista” y pare usted de contar?; ¿por qué tengo que ser diferente, por qué tengo que cambiar? ¿Por qué tengo que arrecharme porque otros me vean como ellos me quieren ver y no como realmente soy? ¿Qué más me da? Aquí cada uno que cargue con su maleta!

 

 “Nos hicieron creer que el ‘Gran Amor’ sólo sucede una vez, generalmente antes de los 30 años. No nos contaron que el amor no es accionado, no llega en el momento determinado.

Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de la naranja, y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas la responsabilidad de contemplar lo que nos falta. Las personas crecen a través de la gente.

Nos hicieron creer en una fórmula llamada ‘Dos en Uno’: Dos personas pensando igual, actuando igual, que era eso lo que funcionaba. No nos contaron que eso tenía por nombre ‘Anulación’. Que sólo siendo individuos con personalidad propia, podremos tener una relación saludable”

John Lennon

 
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Posted by on November 15, 2011 in claro y raspao

 

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