Hace días que no me da la inspiración para escribir algo medianamente decente. Nunca acabé de hacer el resumen de lo que fue el año 2009 para mí; y mi último post; el anterior a este, fue básicamente una descarga. Fuera de eso estoy escasa de palabras o inspiración para contar sobre todo lo que me está pasando estos días. Pero necesito escribir. Aunque sólo sean palabras sin sentido. Necesito volver a recuperar el hilo de lo que ha sido mi blog durante los últimos años de mi vida.
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Agosto 2009: PRINCESA CONVERTIDA EN RANA
Se suponía que Agosto sería el mes más bonito del año por aquello de que uno de esos días hace 26 años llegué a este mundo. Sin embargo Agosto fue el mes más duro aunque no me atrevería a calificarlo como el peor puesto que los días duros de ese mes también aportaron otros días felices y llenos de lindas sorpresas de ésas que la vida da cuando menos las esperamos y más las necesitamos.
En Agosto me dieron por todos lados; no sólo sufrí shocks y presión laboral sino también emocional, familiar ex-amoroso y amistoso; un mes que me cuesta describir con palabras por la gran carga emocional que me supone hacerlo; es uno de esos meses que en gran parte desearía haberme podido saltar de haber sabido con anticipación lo duro que sería.
Julio 2009: AL CAER
Comenzó el segundo semestre del año trayendo consigo muchas más crisis emocionales, bajones espirituales, desequilibrio mental, inestabilidad laboral, agobio familiar, conflictos interpersonales y todas las demás cosas que me deprimen y hacen que apenas me queden ganas de querer desaparecer del planeta tierra.
Tantos sentimientos encontrados me hicieron sentir casi derrotada y tanta desorientación me arrastró a un mar de confusiones que me costó mucho descifrar. A ratos me sentí de vuelta al caos que caracterizó el mes de Enero de 2009, echando de menos las manos que antes rellenaban el espacio vacío entre mis dedos y a ratos anhelante de volverme a sentir amada como aquella vez.
Junio 2009: DI, DA, HAZ
En Junio finalmente comenzó a pegarme fuerte la tan característica crisis de 2009 de la que había logrado escapar los meses anteriores gracias a la facultad de unos pocos ahorros.
Comenzó el estrés que me genera esa situación, aumentado por la cantidad de eventos sociales que coparon el mes. Muchos cumpleaños y regalos qué hacer, el seguro del coche por pagar, la certeza de que a pesar de aquello seguía siendo feliz y la esperanza de que en adelante todo fuera mejor.
Mayo 2009: A CIEN
Amanecí el primer día del mes celebrando un fin de semana largo seguido por el tradicional día de las madres en el que cociné para 10 personas por primera vez. Mayo continuó siendo un mes de descubrimiento y crecimiento personal en el que rompí con algunas costumbres y cumplí con algún pacto.
También fueron días en los que mis sentimientos hacia él comenzaron a intensificarse al punto de que a veces me asustaba sentir que avanzaban a pasos más largos que los suyos. Lo ayudé a buscar un empleo nuevo, le acompañé en distintas andanzas y compartimos días entrañables de esos que permiten afianzar las relaciones.
Abril 2009: EL CIELO ES EL LÍMITE
Abril llegó en breve entre alguna noche de cine; más cenas compartidas con los amigos y muchas, pero muchas más noches de tren mexicano. Una reunión en su casa en la que mi actitud casi arruinó la noche para todos, otra noche de no farra en la que vestí de tacón; los primeros que usaba en el año y durante mucho tiempo pero con los que intentaba subirme el ánimo, muchos días de playa y nuestra primera discusión.
Marzo 2009: PRIMAVERA ANTICIPADA
En marzo comenzó la primavera a mi alrededor, una declaración de amor al primer minuto del mes me hizo tener que enfrentarme a un fantasma que tenía tres años escondiéndose bajo mi cama. Yo lo sabía pero lo ignoraba; un fantasma que además venía acompañado de mis propios temores y aquellas heridas que aún intentaban cicatrizar dentro de mí. Una relación que empecé por aquello de que las oportunidades son como los amaneceres: si uno espera demasiado, se los pierde; y que en principio comenzó de forma extra oficial y furtiva hasta que a mitad de mes pasó a convertirse en un noviazgo, con todas las letras incluidas y a pesar de que no estaba enamorada de él.
Hubo quien me dijo que le parecía muy pronto, hubo quien me dijo que aún estaba de luto por mi ruptura anterior, pero no dudé en acceder a aquella relación porque el tiempo es relativo y no creo que meses o años de encierro llorando mis penas hubiesen cambiado lo que perdí, aunque probablemente si me hubiesen impedido aprovechar otras oportunidades que tenía en aquel momento.
Febrero 2009: RENACER
Tuve la suerte de que en este mes las cosas pintaron mejor que el anterior.
Una sorpresa inesperada con nombre de Maga me llenó durante casi dos semanas. Los cumpleaños de mi madre y de mi abuela y la visita de mi tía me permitieron desconectar y liberarme un poco de la rutina agobiante que venía arrastrando desde principios de año.
Además de la agradable compañía de la Maga y los múltiples paseos que dimos por la isla, las comidas a manos de la chef y la sola energía positiva que se contagiaba por donde ella pasaba, febrero de 2009 fue el mes en el que conocí la nieve. Algo tan común para aquel que vive en los países nórdicos o europeos, pero que puede llegar a ser como conocer por primera vez el mar para aquel que jamás ha vivido en la costa. Uno de los mejores días de mi vida, ése en el que visité la playa y la nieve en el mismo día, donde pude saborear una rica empanada venezolana, donde me comí unas gambas al ajillo en mi chiringuito preferido.
Enero 2009: CAOS
Comencé el mes con una llamada de mis jefes -durante mis vacaciones- para avisarme que me recortaban la jornada -y el salario- a la mitad por el tema de la crisis. Me sentó fatal considerando que mis padres estaban desempleados y que no hacía ni quince días desde que yo acababa de comprarme mi primer coche.
Pocos días después vino la ruptura con mi pareja, la única que había tenido hasta ese momento; habíamos terminado muchas veces antes y por alguna razón no pensé que aquella sería la definitiva a pesar de que sabía que tenía que cortar por lo sano; pero una parte de mí se negaba a desprenderse de todo lo bueno que viví a su lado durante los tres años que precedieron; la otra resentía lo malo e insistía en que aquello ya no podía llamarse amor.