Como buena humanista y entusiasta de la mitología Griega, hoy recuerdo al monarca que gobernaba el país de Frigia y a quien Dionisio (dios de la celebración), agradecido por la hospitalidad de Midas en su palacio a él y a Selenio (dios menor de la embriaguez), le concedió el deseo de poder transformar todo cuanto tocase en oro.
El Mito del Rey Midas no acaba allí, aunque el resto de la historia es irrelevante a los propósitos de este post. Hoy en día la influencia de este cuento en la sociedad moderna utiliza la expresión “Rey Midas” para referirse a la gente de éxito y estaba yo pensando en que los venezolanos tenemos material de sobras para formar nuestras propias leyendas (además basadas en hechos reales), tal y como por ejemplo lo podría ser la del Rey Mi(er)das (que haciendo un poco de research me he dado cuenta de que no soy la primera persona a la que se le ha ocurrido esta idea pero hoy traigo mi propia versión.)
El Rey Mi(er)das es en la actualidad el soberano del pueblo venezolano, un individuo que tiene la facultad, y además es feliz convirtiendo en excremento todo cuanto toca. De hecho la mierda es su única posesión y él se divierte destruyendo el lugar en el que vive y siendo hospitalario (generoso) con todos aquellos países y personajes con los que el resto del mundo está en conflicto.
Hay días en los que la rutina parece dominar el tiempo con la monotonía que sólo las actividades del día a día exigen y hay otros, en cambio, en los que diversos eventos insospechados parecen apoderarse de cualquier vestigio de nuestras costumbres cotidianas. Sucesos que rompen esquemas, que nos trastornan el día de forma positiva o negativa y acontecimientos que nos marcan incluso algunas veces de por vida.
Hoy me sucedieron 3 eventos importantes que quiero compartir. El primero está relacionado con el post que publiqué el domingo. Sólo quería acotar que la sentencia fue dictaminada esta mañana aunque de momento no es definitiva. La fiscalía pidió un par de años de cárcel y la defensa apeló el veredicto por lo que el juicio fue postergado para el año que viene. En ese momento se re-evaluará el caso, los hechos y las circunstancias; supongo que también el progreso del acusado y se verá entonces si se rebaja la sentencia, si se mantiene, si se aumenta o (cruzando los dedos) si se absuelve. Ya había alguna vez dado las gracias por tener a un hermano en libertad, y hoy me toca hacerlo de nuevo. Gracias, infinitas gracias.
Hoy mi mente tendría que estar con Venezuela pero hay otros temas que le atañen en este 26-S.
Pensaba en estos días en escribir un post sobre los vecinos disfuncionales de mi barrio y sobre los inquietantes escándalos que se oyen en la vecindad con relativa frecuencia. Parece que aquí no vive gente normal, o ¿acaso será que la gente normal vive trastornada? En ocasiones se escuchan gritos y peleas, discusiones obscenas, discusiones violentas que nunca sé si llegan a las manos pero que de sólo oírlas perturban la paz.
En los últimos 7 meses he visto a la Guardia Civil venir 3 veces al vecindario, pero lo que nunca pensé es que me vería envuelta en uno de esos eventos y en que esa tercera vez vendrían a mi casa. Llegó Él por la mañana con un bojote de ropa en la mano explicando que eran los 5 trapos que le quedaban en casa. Volvió a salir en búsqueda del uniforme de trabajo y regresó unos minutos más tarde muy agitado; poco después revelando que en breve llegaría a buscarle la policía de verde.
Siempre he soñado con ser madre cuando sea “oportuno” tener esa vivencia en mi vida -y lo pongo entre comillas porque en algunos casos el momento oportuno nunca llega-. En otras palabras, nunca es el momento oportuno para tener un hijo; a veces por el tema profesional, otras por el laboral, algunas más por el tema económico y muchas otras razones que hacen que las condiciones perfectas –todas a la vez- casi nunca existan.
En líneas generales el sueño más grande en el que la mayoría de mujeres coincidimos es precisamente el de prolongar la especie y experimentar la singularidad del acontecimiento que nos distingue genuinamente del hombre: ser madres, procrear y alojar criaturitas en nuestros vientres; es la esencia de la naturaleza con la que además del volumen de la barriga hinchada, llega también la vida y el amor.
Hoy en día tener bebés está de moda entre las mujeres de mi entorno; seguramente porque todas las mujeres son más o menos contemporáneas conmigo y han precisamente alcanzado la edad “idónea” para procrear. Últimamente es un lugar común que cada vez haya más mujeres en mi vida que están preñadas.
Sólo porque la vida es bella y porque la felicidad es quizás más simple de lo que pensamos. Podemos ser tanto con tan poco, si tan sólo supiéramos aprovecharlo.
Si hoy has tenido un mal día o estás algo desanimado: Sé feliz!
Será uno más de los tantos procesos electorales que se ha llevado a cabo en el país durante la última década en la que millones de paisanos intentan hacerse escuchar, defender sus derechos y permanecer en un estado de democracia a la vez que muchos otros intentan manipular y asegurarse de continuar beneficiándose del actual gobierno.
Durante el último mes me he cruzado con diversos vídeos que promueven la votación este 26 de Septiembre, algunos los he recibido por e-mail y otros los he conseguido en los blog que sigo de manera habitual. Hoy comparto algunos de esos enlaces por aquí, para nunca olvidarme de la cruda realidad que viven hoy en día todos los venezolanos que viven en el país y de lo fuertes que son estas campañas para animar a los ciudadanos a ejercer su voto.
Ayer fue un espectacular día de lluvia. Ya habían advertido alerta amarilla por precipitación pero para mí no fue motivo de alarma sino de alegría. Me siento tan agradecida con la naturaleza por ello que es difícil explicar con palabras por qué es así.
Para los que residen en cualquier zona de lluvia por excelencia o en lugares donde cada año se vive el periodo de precipitaciones de manera regular, este post puede ser irrelevante. Para los que residimos en estas latitudes tan desérticas, cada gotita se agradece enormemente; más si la lluvia es tan rica como al de ayer.
Normalmente no llueve en este rincón del mundo. Por imposible que parezca; simplemente no llueve. Caen algunas lloviznas leves y algunas gotas un par de días al año (literalmente), pero ayer por fin llovió a lo grande y yo disfruté la lluvia inmensamente; metidita en casa, sintiendo el olor a tierra, descansando y disfrutando del sonido de las gotas chocar contra el suelo. Escuché con gratitud el sonido de la naturaleza. Sé que la tierra también lo agradece.
Históricamente la sociedad se ha inclinado siempre hacia la perspectiva de las mujeres como símbolos sexuales y por norma general, las hembras somos valoradas por nuestro cuerpo, apariencia y belleza física en vez de por nuestra inteligencia o nuestras habilidades.
En la sociedad en la que vivimos, las mujeres con buenos cuerpos ganan más dinero que aquellas con más cerebro, y precisamente esta realidad es la que hace que se eduquen a niños y jóvenes con valores invertidos que nos empujan diariamente hacia generaciones cada vez más sexuales y frívolas.
Por supuesto que muchos movimientos feministas han intentado a lo largo de los años buscar que la mujer desenvuelva un papel más equilibrado dentro de la sociedad, pero seguimos vendiendo nuestra carne y nuestras curvas, seguimos exhibiendo nuestros cuerpos y esculpiendo nuestra figura para ser más aceptadas y mejor tasadas por la humanidad.
No recibí una sola llamada, ni de la familia, ni de los amigos, ni de los panas, ni de los compañeros… Ni una sola voz al otro lado de la pared, de la ciudad o del charco que me regalase un buen deseo… No recibí un solo correo electrónico, ni una postal, ni una tarjeta por e-mail.
Recibí muchas líneas en la red social, pero nada particularmente cálido, íntimo o cercano…
Entonces pensé en lo frías que se han vuelto las relaciones humanas desde que existen las redes sociales. Ya nadie se molesta en coger un teléfono y llamar cuando pueden dejarte un mensaje en el chat o en Internet. Ya nadie se molesta en enviarte una postal a distancia cuando pueden conformarse con dejarte una línea en el Caralibro.
¿Dónde ha quedado el trato personal? ¿A dónde vamos a parar? ¿Terminaremos siendo robots enchufados permanentemente a un ordenador?
Como buena humanista y entusiasta de la mitología Griega, hoy recuerdo al monarca que gobernaba el país de Frigia y a quien Dionisio (dios de la celebración), agradecido por la hospitalidad de Midas en su palacio a él y a Selenio (dios menor de la embriaguez), le concedió el deseo de poder transformar todo cuanto tocase en oro.
Soy todo lo que me pasa 