Tal vez sea la chorrada más grande que he escrito en mi vida, pero entre todo el estrés que tengo y lo mal que lo estoy pasando estos días, esta semana he recibido mis nuevas y además las primeras tarjetas de presentación personalizadas que tengo y esto me ha alegrado bastante porque aunque es una tontería es un detalle que me hace sentir “importante” o al menos como parte de algo más grande.
Ver mi nombre en una tarjeta de BW-BL es genial, en realidad por el puesto que tengo en la empresa que está casi en el primer y más bajo escalón de la jerarquía laboral de la empresa, pues nunca pensé que tendría tarjetas corporativas, pero lo cierto es que me las han hecho y ahora me jactaré de lucirlas en mi escritorio.
Lo presumo porque creo que aunque no es necesario es un símbolo que quizás puede demostrar que al menos me toman en cuenta y que por poca cosa que sea, soy también una parte de la empresa.