El sábado 06 de Junio parecía ser un buen día. Salimos a comprar algo para desayunar y él preparó unos bocadillos que me hicieron pensar -para mí- que no me imaginaba que se le daba tan bien la cocina. Comencé a contarle del último contacto que tuve con mi ex-suegra; uno reciente y…. sin quererlo se desencadenó una pelea que acabó con un final infeliz en el que yo le decía que era mejor que lo dejásemos y cogía mis cosas y me marchaba.
Pero tuvimos también un final alternativo en el que ambos expresamos nuestra forma de pensar y sentir, en la que le expliqué que esto no me había ocurrido antes porque con mi antigua pareja nunca tuve problemas de afinidad y no me sentía tan mal como ahora. Como si todo el tiempo tuviese que esforzarme por ser alguien que no soy sólo para que la relación funcione o él me acepte. Como si no importa cuánto me esfuerce porque nunca seré lo suficientemente relajada y tolerante y pasota.