No miento cuando digo que a mí me enseñaron a mentir

Como bien escribió Klau en este post, vivimos en una sociedad de pinochos, y cuando afirmo que a mí me enseñaron a mentir no me refiero a que mis padres en algún momento  me expresasen de forma abierta que mentir era la forma de avanzar en la vida y mucho menos quiero decir que haya sido uno de los valores que ellos me inculcaron desde chiquita. Cuando hablo de que me enseñaron a mentir, me refiero a que de una forma indirecta mis padres y el entorno me convirtieron en mentirosa por meras razones de supervivencia, porque cuando uno no es popular y tiene padres muy correctos, es bastante más difícil encajar en la sociedad que cuando uno tiene una personalidad más rebelde y viene de una familia de padres permisivos.

El problema raíz de ser una niña mentirosa radica en que mis padres nunca trabajaron conmigo lo suficiente el tema de la confianza. Yo sabía desde pequeña que había ciertas cosas que mis padres no se podían enterar de que yo había hecho si es que me quería ahorrar un buen regaño; y cuando hablo de “cosas” no me refiero necesariamente a cosas malas, sino simplemente a cosas que ante los ojos de mis padres no estaban bien o no eran lo suficientemente seguras o correctas y por ende yo no debía hacerlas, según ellos.

Sobre todo mi madre aún hoy en día tiene una visión muy cerrada y limitada sobre qué es lo correcto y sobre qué cosas uno debe o no hacer. Especialmente cuando uno es mujer y crece en una familia tan conservadora y ortodoxa como la mía es difícil que los padres entiendan que vivimos en el siglo 21 y que uno como ser humano tiene una necesidad innata de ENCAJAR en el entorno.

 

Saltando de nuevo al ruedo

A veces sobre el tapete de juego las apuestas no arrojan los resultados esperados y entonces hay que recurrir a otras jugadas que antes no se habían considerado por las razones que fueren o sólo por las supersticiones del jugador. Así es como poco más de un mes y medio después de mi salida de “vuelos baratos” volví a trabajar para Banks.

 

Me reengancharon haciéndome una oferta muy distinta a la que recibí cuando apenas comencé a trabajar allí pero lo que me atrajo no fueron las condiciones, tanto como mis ganas de conseguir un segundo empleo que me permitiese, más en esta nueva etapa de vida en pareja, saldar mis deudas y llegar a fin de mes con algo más en la cuenta que números rojos y saldos retenidos.

 

Claro que saber que volvería a un gran equipo hacía todo más maravilloso, pero a lo que me refiero es a que cuando recibí la llamada estaba tan contenta de poder a trabajar, que no le di importancia a lo que me estaban ofreciendo tanto como al hecho de poder volver al ruedo.

 

Love secrets…

Me quedé desencajada cuando tras escuchar la historia sobre la ronda de agradecimiento y peticiones del tabaco durante su retiro, se me ocurrió preguntarle qué había manifestado él.

Se negó rotundamente a responder mi pregunta diciendo que era lago personal y aunque insistí objetando que cómo es que se atrevía a decirlo frente a otras personas y no frente a mí, me dijo que era una cuestión del momento.

No supe cómo tomármelo pero es justo el tipo de situaciones que me sientan como una patada en el trasero. Estábamos de camino a pedir comida china para pasar juntos una tarde de domingo así que intenté no montar la trompita ni poner mi habitual cara de culo sino respetar y pasar del tema para no cagar el día.

El resto del encuentro fue pacífico y placentero aunque en el fondo su respuesta me había dejado desencajada. Después de consultarlo con la almohada me sentí tentada a enviarle un e-mail para decirle que no me había quedado satisfecha con su respuesta, pero luego una luz divina llegó a mi cerebro y una voz me dijo que si no me lo había dicho sería por alguna buena razón y que tal vez lo mejor que podía hacer era confiar en él.

Un día más tarde surgió el tema en una conversación que tuve  con La Artista. Dado que ella también acudió al encuentro le comenté lo que me había pasado y ella no se cortó en soltarme que sí era cosa del momento pero que simplemente él había manifestado su agradecimiento por su pareja actual (yo).

Me quedé perpleja aunque no tenía ningún sentimiento por el qué arrepentirme; después de todo había optado por confiar y honestamente no pretendía y tampoco esperaba que La Artista me dijese nada. Cuando le mencioné lo ocurrido más bien lo hice a modo de deshago y sin embargo ella aclaró mi duda sin yo siquiera quererlo.

Me dio mucha ternura saberlo aunque a veces me gustaría que esas cosas bonitas que siente me las expresase a mí. Después de todo, los seres humanos necesitamos algún tipo de reconocimiento y aunque me dejo la piel para darle lo mejor de mí día a día; nunca está de más y nunca cae mal saber que se agradece y que se aprecia.

 

Pleasure, Devotion and Balance

Hace una semana tuve la oportunidad de asistir al estreno de la versión cinematográfica del libro “Eat, Love and Pray” (Come, Reza, Ama -> autobigrafía de Elizabeth Gilbert), que ha llegado a la pantalla grande tras haber vendido más de 7 millones de copias y recibido muy buenas críticas desde su lanzamiento.

Dirigida por Ryam Murphy e interpretada por Julia Roberts y Javier Bardem, me uní a este éxodo espiritual resultado de una crisis emocional que tras un matrimonio infeliz y un divorcio traumático llevó a Liz, su protagonista, a emprender un viaje hacia la búsqueda interior y el reencuentro personal.

Recuerdo que durante una etapa de bajón emocional en mi vida (ocasionada después de una ruptura) me sentí más desorientada que nunca y en ese momento 3 personas distintas, cada una por su cuenta y sin saberlo, me recomendaron el mismo libro; pensé que aquello no era una coincidencia así que me dispuse a solicitarlo por Internet y comencé a leerlo.

 

reBelaciones

De acuerdo con la RAE no existe el término “rebelación” aunque sí el verbo “rebelar” y el sustantivo “rebelión” por lo que yo he decidido que el derivado que he utilizado como título de este post no debería sonar incorrecto.

Esa es la palabra con la que me permito denominar este mes; es uno de rebelaciones, sí, de rebelaciones con B porque he puesto resistencia, porque me he sublevado, porque he faltado a la obediencia que se espera de mí aún consciente de que todo levantamiento “hostil” o alteración de la armonía familiar trae consecuencias.

Este mes he tomado determinaciones que afectan a otras personas y he decidido no continuar por el camino que llevo: intentando hacer siempre la voluntad de otros para evitar problemas o porque siempre lo he hecho así o lo que es peor; porque es más FÁCIL que enfrentar la realidad de lo que está ocurriendo.