En estos días en los que la mayor parte de mi rutina está copada con mi trabajo, porque si algo tengo es que me vuelco completamente en lo que hago, he notado con preocupación la forma en que se están desenvolviendo las cosas en mi entorno no sólo en el aspecto laboral, sino en muchos otros, que me hacen pensar -a veces que- el 2012 se aproxima.
Es verdad que quedan menos de 2 meses para que llegue el 2012, pero yo no me refiero al sentido literal, sino al figurado. Ése que predica que dentro de poco llegará el fin del mundo. Yo creo que llegará el fin del mundo tal y como lo conocemos, pero no de la forma apocalíptica en que lo pintan o que algunos creen.
Las cosas están cambiando, están teniendo lugar movidas muy raras, la gente anda alebrestada, sensible, irritable, iracunda, las parejas se están rompiendo, la tolerancia se está acabando, los pueblos se están matando, la crisis nos está hundiendo, las fronteras se están cerrando y en resumidas cuentas creo que el mundo no se va a terminar de la noche a la mañana, es un fenómeno que ya está sucediendo y yo lo noto muchísimo en mi entorno laboral.
A veces en la vida, parece que las personas a las que más se les recompensa, son aquellas que trabajan mal. Si uno quiere ganarse enemigos, no tiene más que ser: “inteligente, elegante, sincero, alegre, honesto, feliz“, ayudar a todos y amar a todos; “y ya usted verá“. Yo creo que eso es cierto hoy más que nunca, veo por un extremo la envidia y por el otro la incompetencia; son los dos elementos que deben existir en las personas que como no están satisfechos con su vida o temen que otro les robe lo que ellos consideran que es suyo, se dedican a joderle la existencia a los demás.