Esta mañana me llevé la alegría más grande del año cuando pasaba por la autopista y ví toda la cordillera central nevada. El Teide estaba tan blanco que casi parecía una pieza de hielo sólida más que un volcán cubierto de nieve.
Hubiese subido si hubiese podido porque he esperado tres año para ver dicha maravilla. La nevada tras las constantes lluvias de ayer ha obligado a las autoridades a cerrar los accesos y además a equipos de rescate a iniciar su labor para sacar a 20 turistas atrapados tras la misma.