Una de las cosas que más me cabrea en el mundo es el falso patriotismo de la gente en unas circunstancias muy particulares; especialmente el de quienes alguna vez criticaron la devoción arraigada de otros por sus tierras así como el de quienes no conocen más que la punta de sus narices y aún así se piensan que su patria es la mejor.
En estos días me encontré con este comentario en el Caralibro: